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La Enfermedad comienza en el Pensamiento

“Debes entender algo que probablemente ya sabes: toda enfermedad es creación de uno mismo.

 

La mayoría de las personas lo hacen de un modo inconsciente. Así cuando caen enfermos, no saben qué les pasa. Parece como si algo les aconteciera en lugar de haberse hecho ellos algo a sí mismos.

 

Fuman y luego se sorprenden de que tienen cáncer.

Ingieren animales y grasa y luego se sorprenden de que tienen las arterias obstruidas.

Se pasan la vida enfadándose y luego se sorprenden que tengan infartos.

Compiten con los demás-despiadadamente y bajo un estrés increíble- y luego se sorprenden porque tienen apoplejías.

 

La verdad que se oculta tras todo esto es que la mayoría de las personas les preocupa su muerte.

 

La preocupación resulta profundamente autodestructiva, es malgastar energía mental. Además, crea reacciones bioquímicas que dañan el cuerpo.

 

El odio es la enfermedad que resulta más gravemente perjudicial para la mente y envenena el cuerpo.

 

El temor es lo opuesto a lo que sois y en consecuencia ejerce un efecto de oposición en vuestra salud física y mental.

 

La preocupación, el odio y el temor, junto con sus vástagos: la ansiedad, la amargura, la impaciencia, la avaricia, la crueldad, la severidad y la condena, todo ello ataca a nivel celular del cuerpo. En estas condiciones resulta imposible tener un cuerpo sano.

 

Nada ocurre en vuestra vida sin que primero haya un pensamiento. Los pensamientos son como imanes, que atraen sus efectos sobre uno.

Toda enfermedad ha sido antes creada en la mente.

 

Puedes ´resolver algunos de tus problemas de salud´ como dices, si resuelves los problemas de tu pensamiento. Efectivamente, puedes curar algunas de las enfermedades que ya has contraído, además de prevenir nuevos e importantes problemas en fase de desarrollo. Y todo esto puedes hacerlo cambiando tu pensamiento.

 

Y también…puede parecer demasiado mundano para venir de Dios pero… -¡Por el amor de Dios, cuida más de ti mismo!”

 

Conversaciones con Dios de Neale Donald Walsch

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